Deseando que llegue el viernes para poder salir de fiesta, encontrarse con los amigos, relajarse y como no, tomarse unas cervezas. Son momentos divertidos, o deberían serlos, pues como cada finde de semana empiezas a beber sin control, cerveza tras cerveza, hasta acabar con whisky o ron.
Tras unas horas en el bar tu cuerpo ya no piensa, simplemente actúa, te ríes sola, intentas mantener un conversación, pero es inútil, no eras capaz de razonar lo que dices. Tus ojos empiezan a cerrarse y que decir de tu cuerpo que apenas se mantiene en pie.
Me da pena ver como te destruyes, comprendo tu dolor, se que estas así por él, porque lo amabas y te abandonó, pero dime ¿merece la pena destrozarte por alguien que no te valoro?
He perdido la cuenta de en cuantas camas amaneciste, de cuantos hombres han poseído tu cuerpo diciendo "te quiero" para abrir tus piernas en vez de curar tu corazón. De las veces que has regresado llorando preguntado que fue lo que paso.
Ser tu pañuelo de lágrimas está empezando a ser agotador, te aprecio y te quiero como a una hermana, pero es hora de que me prestes atención. Deja de esconder ese dolor tan evidente, lucha por salir adelante por no perder el control, por disfrutar la fiesta sin necesidad de alcohol, y verás como un día, alguien se fijará en ti,
no como la chica "fácil" de la fiesta, si no como una mujer divertida y entusiasta. Esa chica que desde hace algún tiempo desapareció.